lunes, 13 de abril de 2015
Los Nadie
Sueñan las pulgas con comprarse un perro
y sueñan los nadies con salir de pobres,
que algún mágico día
llueva de pronto la buena suerte,
que llueva a cántaros la buena suerte;
pero la buena suerte no llueve ayer, ni hoy,
ni mañana, ni nunca,
ni en lloviznita cae del cielo la buena suerte,
por mucho que los nadies la llamen
y aunque les pique la mano izquierda,
o se levanten con el pie derecho,
o empiecen el año cambiando de escoba.
Los nadies: los hijos de nadie,
los dueños de nada.
Los nadies: los ningunos, los ninguneados,
corriendo la liebre, muriendo la vida, jodidos,
rejodidos:
Que no son, aunque sean.
Que no hablan idiomas, sino dialectos.
Que no profesan religiones,
sino supersticiones.
Que no hacen arte, sino artesanía.
Que no practican cultura, sino folklore.
Que no son seres humanos,
sino recursos humanos.
Que no tienen cara, sino brazos.
Que no tienen nombre, sino número.
Que no figuran en la historia universal,
sino en la crónica roja de la prensa local.
Los nadies,
que cuestan menos
que la bala que los mata.
Adiós maestro.
lunes, 6 de abril de 2015
Las paradojas de las luchas por la sanidad pública
Ana Martínez nació en Barcelona en 1981. Trabaja como enfermera en el servicio de urgencias del Hospital Clínic de la misma ciudad. Es coordinadora, junto con Montse Vergara, del libro recientemente publicado, “Cómo comercian con tu salud” (Icària, 2014), en el que se plasma el trabajo de la primera fase del proyecto “Privatizando la sanidad. Impacto en la salud de la privatización de la sanidad en Catalunya”, impulsado por múltiples colectivos embarcados en la investigación, desvelamiento y denuncia del complejo proceso de privatización de la sanidad pública catalana, oculta bajo una ola desarticuladora que pretende invisibilizar las consecuencias y los mecanismos que la rigen. Nos saluda con su sonrisa indeleble en la puerta de su centro de trabajo, lugar de encuentro también para una tarde dominical, desde donde nos lleva a una terraza no muy lejana, donde, tras una mirada desconfiada a la grabadora, da rienda suelta a su discurso vivaz.
LMS. ¿Te definirías como
enfermera o investigadora en salud?
AM.
Ni lo uno ni lo otro me convence. Ahora mismo soy activista por la defensa de
la sanidad pública. Es como si nos fuera la vida en ello (risas).
LMS. ¿En qué momento te
involucraste en la lucha por la sanidad pública?
AM.
Los tijeretazos contra la salud se empezaron a aplicar con fuerza justo antes
de que estallara el 15M, en 2011. Hacia finales de 2010, con la llegada de CiU
al poder y los vientos austericidas que trajo consigo, mucha gente, entre ellos
un gran número de trabajadores de la salud, se levantó contra las medidas
implementadas por el conseller Boi Ruiz.
Curiosamente, en general creo que no se recuerda bien la cronología. Si le
preguntas a alguien por la calle, te dirá que toda protesta masiva se dio tras
el 15M, pero lo cierto es que las que estuvimos implicadas en las primeras
luchas lo recordamos como un fenómeno de masas que se dio bastante antes del 15
de Mayo. Por ejemplo, “Indignados por
los recortes en sanidad” (nacido por iniciativa de los compañeros del Hospital
del Mar) éramos originalmente cuatro gatos (asindicales y horizontales) que nos
comunicábamos a través de Facebook y organizábamos movilizaciones contra los
recortes sanitarios. Conocimos a Democracia Real Ya en los compases previos al
15M y también a algunas compañeras de la PAH, que llevaba más de cuatro años en
pie de guerra. Después el levantamiento popular desencadenado a partir del 15
de Mayo nos pasó por encima y nos integramos en él. A veces pienso que entonces
se deslizó algo muy profundo, algo que movilizó a ciudadanas y trabajadoras de
una forma que no volveremos a ver en Catalunya.
LMS. ¿Cómo nació el
libro “Cómo comercian con tu salud?”
AM.
El libro se concibe en la indignación, nace en la academia y cuenta con la
colaboración de múltiples actores: investigadores, activistas, plataformas,
entidades.... Me explico: es la plasmación de un grito, el de las plataformas
en lucha por la sanidad, los movimientos sociales, las asociaciones de
pacientes y usuarios, canalizado a través del Grupo de Investigación en
Desigualdades en Salud (GREDS-EMCONET), con Joan Benach y Gemma Tarafa a la
cabeza, frente a la necesidad de hacer un
esfuerzo de análisis ante un fenómeno tan difícil de aprehender como es
la privatización de la sanidad catalana.
Así
que se decidió llevar a cabo una colecta pública de dinero (lo que ahora se
llama “crowdfunding”, jejeje), a través de un blog y un verkami, para arrancar
el proyecto en cuatro fases de las que el libro es sólo la primera. Montse
Vergara y yo nos animamos a coordinarlo. Durante su elaboración, el documento
ha contado con la estrecha colaboración de las personas, plataformas y
entidades en defensa de la sanidad pública, que lo revisaron, aportaron sus
notas, modificaciones y dieron su visto bueno. Ha sido un trabajo con mucho
feedback.
LMS. ¿En qué consiste
cada una de las fases del proyecto?
AM.
Dejadme primero aclarar una cosa: la necesidad del proyecto no consiste en
guiar la actividad de los movimientos sociales. Se trataba de conseguir una
base teórica sólida, de cargarnos de argumentos para defender un derecho. En
Catalunya, la información es escasa, los datos se han tratado de ocultar todo
lo posible desde el principio. Con más énfasis en los últimos cinco años. Todavía hoy sigue
siendo un problema muy relevante, al que la actual administración gira la
espalda de manera interesada. Por eso
mismo la primera parte del proyecto consistió en hacer un barrido de datos
inicial, detectando los “gaps” existentes y aproximándonos a cuál podría ser la
investigación ulterior. Esta primera fase responde a dos interrogantes
principales: en primer lugar, identificar los elementos de privatización y
mercantilización del sistema catalán. En segundo lugar, aproximarnos al
mecanismo mediante el cual esas medidas de austeridad (entendidas también como
elementos de privatización y mercantilización del sistema) han podido impactar
en el sistema de salud y en la salud de la población, tratando de distinguir
nítidamente- lo cual no es nada fácil- entre austeridad y privatización. La
siguiente fase, en marcha actualmente, es redactar un informe con un
carácter más reflexivo, ampliado y
propositivo del que generó la primera fase.
LMS. En el libro se hace
mucho hincapié en la necesidad de diferenciar claramente entre mercantilización y privatización. ¿Por
qué?
AM.
Es importante distinguir ambos conceptos para conocer el sistema sanitario
catalán y poder identificar los mecanismos de su génesis, transformación y
ahora destrucción en su vertiente pública. La privatización, más sencilla de
definir a pesar de no estar libre de controversias, es la transferencia de
recursos de la esfera pública a la privada, en las diferentes funciones que
tiene el sistema: gestión, provisión, dirección, formación, etc.; mientras que
la esencia de la mercantilización no radica en la titularidad de los recursos,
sino que es la introducción de elementos de mercado en el sistema público. Los
“elementos de mercado” abarcan desde la conceptualización, que afecta al
discurso, de la salud como un producto y no un derecho, hasta la ley, que la
privatiza de facto. El ejemplo
paradigmático son los entes públicos, empresas y consorcios públicos, de
titularidad pública, financiación variable y gestión cada vez más frecuentemente
de carácter mixto en la sanidad catalana, en proceso de privatización radical.
Todo ello inducido por los cantos de sirena de los adeptos de ESADE & cia.,
voceros neoliberales, que no paran de insistir, sin fundamento, en que la
sanidad pública es insostenible, en la necesidad de implementar mecanismos para
aumentar la eficiencia, etc., lo cual entra de lleno, de nuevo, en la ideología
que propicia los procesos de mercantilización. Recubierto de tecnicismos y
apariencia de objetividad, está el interés puro y duro de convertir la salud en
una mercancía más, la sanidad en un negocio. Los procesos de privatización
implican siempre mercantilización. La mercantilización, más subrepticia y
difusa, no siempre implica privatización o la implica de forma parcial. Aunque
a mí me gusta decir que la mercantilización es la antecámara de la privatización.
LMS. Por suerte, pues
¿qué queda hoy sin mercantilizar?
AM.
Así es…
LMS. ¿Es el Hospital
Clínic un ejemplo de esto?
AM.
Es el paradigma del Modelo Catalán. En él se dan los dos fenómenos con una
intensidad brutal y, hasta ahora, una falta de consciencia abrumadora por parte
de los trabajadores y usuarios. Y no sorprende, pues tras años y años de
privatización encubierta y propaganda (mercantilización), durante los que
millones de euros se han ido por el sumidero, se han cerrado más de un 20% de
camas, se derivan miles de pacientes al ámbito privado (Hospital Sagrat Cor,
Hospital Plató, Hospital General de Catalunya, todos de IDCSalud, antes Capio,
cuyo actual director de innovación fue el anterior director general del
Clínic), la excusa de la austeridad se está usando como ariete justificador del
lucro oculto (o no tan oculto). En cuanto a la cooptación de los trabajadores
por la élite dirigente, en plena danza centrípeta, como corresponde a toda
puerta giratoria, especialmente en el caso de los médicos, el comité de
delegados, único sindicato existente para la plantilla médica y del que se pasa
a formar parte automáticamente con la firma del contrato, ha jugado un papel
importante amedrentando a los pocos que se atrevieron a cuestionar el modelo o
las medidas derivadas del mismo. En cuanto a enfermería, ahora se ha creado un
comité específico para nosotras, por lo que muchas de mis compañeras callan y
sueñan con subir, como hacen los médicos, por la escalera que va de la
precarización al estrellato monocorde. Sin contar con el resto de categorías
profesionales. Es más, pisándolos si cabe, para defender “lo nuestro” como
categoría. Es inteligente por parte de la empresa: divide y vencerás.
LMS. ¿Por qué crees que
hoy en día, a diferencia de lo que pasaba hace apenas unos años, en centros
públicos los hospitales o la universidad hay tanto miedo por parte de los
trabajadores a expresar el descontento? ¿Por qué se hace tan difícil crear
redes de solidaridad y acción colectiva en estos lugares?
AM.
No hay una sola razón, pero el motivo más importante ahora mismo, a mi parecer,
es el miedo. La situación actual produce en todos y todas miedo a perder el
trabajo, incluso en aquellos que tienen la suerte de no engrosar la segunda
lista más importante de jóvenes en edad laboral después de los parados: los
hiperpreparados precarios. Pero siempre hay valientes: en el Clínic, por
ejemplo, cuando hicimos la primera acampada, muchas y muchos de los que allí
estaban eran suplentes.
En
la universidad, creo que probablemente el factor miedo se ve por lo menos
equiparado por el individualismo autorrefencial inducido por la hegemonía
académica actual, que fuerza a dejar de pensar y actuar colectivamente para
encerrarse a escribir papers y
solicitar becas a entidades privadas. Un profesor politizado no está bien
visto, ni bien entendido, como si los que se las dan de “liberales neutros” no
tuvieran una actitud política. Dicho esto, quiero añadir que el desamparo al
que se ven abocados los trabajadores en el ámbito privado es mucho peor, pero
no se habla de ello porque no interesa. De momento, hay que desacreditar todo
lo público y alabar lo privado.
LMS. ¿Qué papel crees
que han jugado los sindicatos en todo esto?
AM.
La crisis política se manifiesta también en el mundo sindical, de manera triste
y perversa. Es una crítica que hace muchos años que se está dirigiendo hacia
ellos, pero hace todavía más años (tantos como tiene el bipartidismo) que las
cúpulas sindicales hacen oídos sordos. Los sindicatos de clase han sido parte
del problema, y otros, más activos y radicales, no han sabido agitar o
movilizar a la gente. Estaban cómodos en su posición. El problema es tremendo,
porque más allá de su inutilidad actual, no parece que vayan a renacer de sus
cenizas aunque tuvieran intención y capacidad de reactivarse y reconstituirse.
La intensidad del sectarismo, seguidismo, entreguismo, cainismo, depende, de
todas formas, del centro de trabajo del que hablemos. Hay ejemplos recientes
muy loables. Sin embargo, la desconfianza que generan, por muy inducida que sea
en parte por determinados sectores de la clase política y empresarial, está, en
términos generales, justificada. Por eso creo que en el desbordamiento
transitorio del sistema que simbolizó el 15M era clave olvidar las banderas. La
gente estaba muy cabreada, también con los sindicatos, que por acción o por
omisión tenían parte de la culpa.
Por
ejemplo, pasa en el comité de empresa del Hospital Clínic: cuando desde el
grupo de Tancada Clínic nos presentábamos en las reuniones reclamando nuestro
derecho a participar, nos decían literalmente: <<preséntate y que te
voten; entonces podrás hablar>>. Lo mismo que nos decían en el Parlament,
lo mismo que nos dicen desde el Gobierno. Reproducen las mismas formas vacías y
antidemocráticas de eso a lo que llaman sistema de representación. En fin,
miedo y mediocridad, como en tantos otros sitios.
LMS. En un mismo orden
de cosas: ¿y la academia? ¿Juega toda ella un papel legitimador de las
propuestas neoliberales o hay focos críticos?
El
pensamiento crítico, por desgracia, ha pasado de ser uno de los leitmotivs de la universidad a un motivo
de vergüenza entre la casta académica. Creo que Joan Benach y su grupo de
trabajo funcionan de una manera bastante excepcional en la Universitat Pompeu
Fabra, donde también trabaja Vicenç Navarro, muy crítico con la austeridad en
general y en la salud en concreto. Pocas puertas más allá de sus despachos,
están los economistas, los de Andreu Mas Colell, tránsfuga del comunismo al costumbrismo, encabezado el pasillo por un cuadro
de Milton Friedman: es un insulto diario.
LMS. ¿Crees que las
cátedras de salud pública y preventiva de las facultades de medicina se han
opuesto en general a los recortes?
AM.
En absoluto. Yo creo que, en cierta manera, Benach se la juega. La sensación
que tengo es que la gente que está más comprometida no puede mantener unos
principios muy radicales desde la academia. Vicenç Navarro podría ser un
ejemplo: en términos políticos se posiciona en la socialdemocracia, aunque tiene
claro que hay que frenar la austeridad, no es un radical.
LMS. Has comentado más
arriba, y no es la primera vez que lo oímos, que el colectivo médico está
impregnado de clasismo. Salvo honrosas excepciones, como ocurrió en la marea
blanca de Madrid, los médicos no suelen implicarse en lucha alguna, a no ser
que sea puramente gremial. Probablemente esto sea consecuencia de dos fenómenos
esencialmente: el papel de clérigo paternalista que se le ha atribuido al
médico históricamente, con el mensaje implícito de que, como todo confesor, no
debe tener características distintivas que vayan más allá del acento o la marca
del reloj y, por otro lado, la carrera por el reconocimiento y/o el
enriquecimiento, llena de sacrificios, chanchullos, gestas, competencia irracional,
insomnios, calumnias, y otras tantas caras que rebasan lo ético, pero que en
ningún lado incluyen la politización explícita (como si lo de Piqué, Boi Ruiz,
Lasquetti, Belenes, etc, no fuera político…) y en casi todos los casos
conllevan un falso sentimiento de pertenencia a la clase dominante (hace poco
Yanis Vaorufakis decía que es una de las tentaciones más habituales y más
difíciles de resistir: el discreto encanto de la burguesía). ¿Se podría
extrapolar al colectivo de enfermeros y enfermeras?
AM.
Menos en términos cuantitativos, pero cualitativamente te diría que el
mecanismo se está incorporando en un grado incluso mayor que entre los médicos.
Yo veo en mis compañeras el deseo irrefrenable de llegar a la misma posición
que el estamento médico. Es decir: situarte siempre por encima del resto de
trabajadores.
LMS. ¿Funciona como un
sistema de clases?
AM.
Sí. Exacto. Enfermería sería la supuesta clase media, que se saca el pañuelo
palestino frente a los médicos y las cacerolas para diferenciarse de “los
negros de abajo” (compañeros y compañeras de limpieza, camilleros, seguridad,
administración, etc.). De hecho, el sistema de promoción profesional no sólo es
jerárquico, sino que es claramente clasista. Enfermería tiene un muy buen
sistema de promoción. Sin embargo, al resto de estamentos se les dieron las
migajas. Cada uno en su sitio, aunque el rasero patine o se acerque, más o
menos, según quién acerque la mano. Mirando al colectivo médico, lo dividimos
por temor, nos dividimos por envidias, nos separamos de las que realmente son
las nuestras.
LMS. ¿Crees que es
aplicable una lectura de clase a la evolución de la salud pública? ¿Crees que
si, a diferencia de lo que se ha dicho durante los últimos cuarenta años, la
transición fue una derrota de los trabajadores y no una victoria, estamos
metidos hasta el cuello en el lodo de aquellos polvos?
AM.
Es evidente que sí. Es una estrategia para tener controlada a la sociedad, para
llevar más allá todavía la “sociedad de los dos tercios” propuesta por Thatcher.
Llevamos decenios apuntalando una falacia, con la invención de una supuesta
clase media separada de la clase trabajadora, dando por supuesta la
“ahistoricidad” del sistema, lo perenne de los derechos, etc. Todos queríamos
escalar cómodamente, valga el oxímoron. Acabas pensando que el opresor es el
modelo a seguir.
LMS. ¿Esa clase media
que se ha visto desprovista de la base económica que permitía su modo de vida,
que se sentía identificada con el modelo de crecimiento, accederá a entrar en
mutuas privadas o aceptar la privatización?
AM.
Espero que no. Por lo menos otras muchas personas y yo trabajamos para
impedirlo. Ahora hay más gente despierta, consciente, que cuando empezamos a
dar voces en el desierto hace cuatro años. No obstante, que no estemos en el
desierto no significa que estemos pregonando frente a las masas. Usamos lengua
de signos para sordomudos en mitad de la selva de pantallas y altavoces que
repiten el mantra oficial sin parar. Luchar contra eso no será cosa de dos
días. Sin embargo, pongo en duda que la gente no reaccione pase lo que pase.
Cualquiera se da cuenta de que lo están atendiendo peor, o de que lo han dejado
de atender, o de que le cobran por la consulta, o le hacen ir a rehabilitación
muy lejos de su domicilio.
LMS. Pero habrá una
parte de la gente que, sin formar parte de la élite social, podrá permitirse
pagar una mutua y lo haga pensando que es lo que le conviene, aunque hasta
ahora haya acudido siempre a la sanidad pública.
AM.
“Poder permitírselo” no es una realidad objetiva, es un cambio de prioridades
inducido por las necesidades, que a su vez responde al discurso hegemónico. No
sé si habéis visto la televisión catalana últimamente, pero los anuncios de
mutuas y servicios sanitarios privados se han multiplicado de una manera
insultante. Hasta cuando se emitió el documental Ciutat morta, el primer anuncio que pusieron, frente a una audiencia teóricamente crítica pero en
todo caso muy amplia, fue el de una mutua de seguros. Pero insisto: hay una
parte de la clase media que sí que se ha visto desprovista de todo, incluida la
cobertura sanitaria, y a marchas forzadas. Así han despertado. Pastilla roja o
pastilla roja, ni elección a lo Matrix ni leches. El ejemplo de la PAH es
perfecto para explicarlo.
LMS. ¿Qué son los
determinantes sociales de la salud?
AM. No soy una experta en determinantes de salud.
Os recomiendo que recurráis a cualquier trabajo de Joan Benach. En todo caso,
en síntesis podríamos decir que en nuestra salud no sólo influye el sistema
sanitario, también son fundamentales la vivienda, las condiciones de empleo, el
entorno familiar y educativo, el nivel socioeconómico, el género, etc. Hay que
distinguir la salud de la sanidad. Hasta ahora, con los recortes en los
hospitales y en los centros de atención primaria, nos estábamos refiriendo a la
sanidad, pero la salud engloba muchos otros factores. Los pobres no solo mueren
más, sino que además mueren peor. No es casual que en las zonas más pobres haya
más hipertensos, más diabéticos… no porque coman menos sino porque comen peor,
porque tienen que priorizar su hipoteca o no tienen tiempo para cuidar de su
salud. Tienen menor percepción de su salud, menor conciencia de la misma. Hay
ejemplos muy cercanos y sencillos, a la vez que terribles: la esperanza de vida
de un vecino de Pedralbes en casi diez años mayor que la de uno de Nou Barris.
A los grandes popes de la medicina moderna y a los adalides de la
“modernización del sistema”, que tanto se jactan de que sólo tienen en cuenta
las propuestas basadas en la evidencia, aquí tienen una evidencia. Lo que les
falta es, tal vez, “videncia”.
Hago
un paréntesis para poner un ejemplo: cuando se lanzaron las Entidades de Base
Asociativa en Barcelona (que permitieron a médicos inversores adjudicarse
centros de salud pertenecientes a la red pública), fue casualmente en los
barrios más ricos donde se llevó a cabo con más ahínco. Ello pone de manifiesto
dónde tenían más oportunidades de negocio estas entidades con ánimo de lucro.
El 33% de los pacientes de las EBAS tiene doble cobertura frente al 8% del
resto de CAPs. Las EBAS están situadas, principalmente, en zonas muy
estratégicas. Dónde van a poder ser más eficientes, es decir, hacer mejor
negocio? En una zona de ricos, con doble cobertura... para las “tonterías” se
van a la privada
Muchos
se apresuran a concluir: entonces que los ricos se paguen la sanidad y que para
el resto sea pública. Se equivocan. Primero, por una cuestión de equidad y,
segundo, porque al pijo le gusta evitarse las listas de espera y tener una
habitación individual con vistas al mar, pero si tiene que escoger entre eso y
no morirse de una enfermedad grave, no dudará y acudirá a la pública. En
resumen: todos podemos vernos, antes o después, afectados por los recortes y
privatización de la sanidad pública.
LMS. ¿Crees que es
consecuencia de que el modelo es muy asistencialista, con poco énfasis en las
medidas enfocadas a la medicina preventiva?
AM.
Ahora nos quejamos de eso, no hemos hecho educación sanitaria ni programas de
educación, se ha adelgazado la atención primaria en lugar de robustecerla y la
prevención brilla por su ausencia. Es parte de la estrategia neoliberal. Sin
programas de educación en salud y prevención conviertes a la población en más
dependiente del sistema sanitario. Después, ya puedes culpabilizarla y
responsabilizarla. Además, con un sistema preventivista, la industria
farmacéutica dejaría de ganar mucho dinero. Hemos convertido a la población en individuos
dependientes para poder pedirles que se corresponsabilicen, sobre todo
económicamente, obviando completamente los determinantes sociales y acusándolos
de abusones que demandan a la primera de cambio. Nos quejamos del sistema. Pues
es el mismo sistema que ha provocado esta situación.
LMS. Ahora que comentas
que en ocasiones los ricos también prefieren la sanidad pública: este mismo
mes, el Parlament ha solicitado una investigación en profundidad de la
actividad de Barnaclínic, la parte privada del hospital Clínic. El
desencadenante fue una demanda de la patronal de centros privados sanitarios,
que acusaba a Barnaclínic de competencia desleal.
AM. Sí, es muy paradójico que quien
levante la liebre sea la propia patronal. Sobre todo si tenemos en cuenta que
el actual conseller de Sanitat, Boi Ruiz, fue durante largos años director y
después presidente de la Unió Catalana d’Hospitals, principal lobby de la
patronal privada. No es la primera
vez que se pone a Barnaclínic en tela de juicio. El informe de la sindicatura
de cuentas de 2012 reveló una deuda importantísima hacia el hospital, cuando la
justificación que tienen en boca sus defensores a todas horas es que la
actividad privada, no sólo no implica un conflicto ético aunque se dé en las
mismas instalaciones, con los mismos recursos y por parte de los mismo
profesionales, sino que ayuda a hacer menos deficitaria la asistencia pública
porque los beneficios revierten en la actividad pública del hospital. Aunque el
actual director general, el Dr Josep Maria Piqué, lo ha repetido hasta la
saciedad en diferentes charlas para calmar a los trabajadores, no ha mostrado
ni un solo dato convincente que explique, por ejemplo, los sueldos de los
principales dirigentes de Barnaclínic y sus vínculos con la junta de patronato
del hospital. En todo caso, la investigación a Barnaclínic y su aparición en
los medios ha supuesto un verdadero varapalo al ejemplo paradigmático de
privatización encubierta que caracteriza al actual modelo sanitario catalán.
Mientras tanto, se está sacando a concurso la compra por parte de capitales
privados de veinte centros de atención primaria, este año se han operado más de
17.000 pacientes procedentes de la sanidad pública en centros de IDCSalud, que
en 2013 facturó 127 millones de euros a la Generalitat, y suma y sigue. CiU,
con la ayuda por omisión de ERC, está en plena carrera por completar su modelo
antes de las próximas elecciones.
LMS. ¿Podrías resumir en
qué consiste la estrategia de CiU?
AM.
Es a la vez muy simple y muy complicado. Simple porque en esencia lo que se
pretende es sacar tajada de algo que es un derecho universal y, por tanto
gratuito; pero a la vez complejo, porque no es una ocurrencia de ahora. No es
que, de repente, cuatro iluminados de derechas se hayan despertado y se hayan
golpeado la frente recordando los donuts olvidados sobre la encimera de sus
ostentosas casas, no: llevan intentándolo más de treinta años, pero hasta ahora
la “correlación de debilidades” sólo les ha permitido hacerlo de forma
sibilina, disimulada, encubierta por rebuscados acuerdos y triquiñuelas
legales. El objetivo es doble: destruir lo público, no por placer si no por
interés, parasitarlo, exprimirlo, y convertir la salud en una mercancía con la
que poder hacer negocio. Las estrategias van por fases, la primera es destrozar
lo público, recortando, adelgazando el presupuesto con las razones más
peregrinas, precarizando el trabajo, robando la dignidad, hundiendo la calidad.
Después habrá que vender en todos los foros y de todas las maneras posibles que
lo privado es más eficiente (y limpio, y educado, y huele mejor, y hay más
famosos). Es una guerra de propaganda en la que el enemigo tiene el poder de
quitarte los fondos y usarlos en su beneficio, mientras les mina la moral a tus
tropas.
LMS. ¿Cómo? ¿De qué
manera se mete a los nuestros en el bolsillo?
AM.
Responsabilizando o, más bien, acusando, a las personas enfermas de estarlo.
Tiene que ser conscientes (sic) de sus propios procesos de salud y enfermedad
y, por lo tanto, entender la necesidad y arrimar el hombro para procurar la
sostenibilidad del sistema. Se engaña al ciudadano haciéndole creer que se le
otorga un papel relevante de decisión y autonomía, cuando en realidad se lo
está convirtiendo en una mercancía con la que hacer negocio. Esta vuelta de
tuerca se completará con la aplicación del proyecto Visc+, que le va a vender
los datos clínicos de los pacientes del sistema catalán de salud a empresas
aseguradoras y farmacéuticas multinacionales que, analizando esos datos,
pondrán el precio que más les convenga a las pólizas y fármacos que nos
endosarán en la siguiente fase. <<No señor, a usted la póliza le sale el
doble de cara>>, <<¿Por qué?>>, <<Porque fumó hasta
hace 20 años>>, <<Cómo lo sabe, si no se le he dicho?>>,
<<Lo pone aquí>>.
LMS. ¿Y cómo es posible
con la que está cayendo que la respuesta popular sea tan tímida?
AM.
La debilidad de las luchas sanitarias es un fiel reflejo del modelo sanitario
catalán, muy desagregado y confuso (titularidad pública del ICS con sistemas
mixtos, entes de colaboración privada, las privadas con lucro…). La
constitución de la respuesta frente al mismo no ha partido de una marea
ciudadana transversal. En los centros sanitarios, la implicación de los
trabajadores es muy desigual. En comparación con las luchas de Madrid, aquí hay
hasta ahora (el 28 de febrero se constituyó la marea blanca en Catalunya,
agrupando a todas las plataformas y colectivos en lucha) un crisol fragmentado
de luchas, en la que los ciudadanos y profesionales han coincidido poco. Es
verdad que en Madrid fue tan brutalmente abrupto, que la reacción generada fue
más compacta y enérgica…
LMS. ¿Qué finalidad
persigue en este contexto el plan de reordenación territorial y asistencial
(RAT)?.
AM.
Con la excusa de repartir de manera equitativa la baja/moderada complejidad y
la alta complejidad entre los centros de tercer nivel de Catalunya, lo que se
ha hecho ha sido desviar la actividad más lucrativa (la de baja complejidad)
hacia el ámbito privado (esencialmente IDCSalud), y la de alta complejidad,
mucho más cara, a los grandes centros públicos. Lo peor es que la justificación
del plan, en el contexto del plan estratégico de sanidad 2011-15, se basaba en
una evidencia contradictoria hasta el tuétano: en el mismo informe figura que Catalunya estaba
excepcionalmente bien situada en el conjunto de Europa en aspectos como el
porcentaje de hospitalizaciones, el uso de fármacos, el funcionamiento de la
atención primaria, por no hablar de la esperanza de vida, que era la mejor. Pocos
años después, ésta ha caído estrepitosamente, se ha hecho todo lo contrario a
lo que había que hacer (fortalecer la primaria y la educación sanitaria, entre
otras cosas), y se han aplicado medidas injustificables para enviar cada vez
más pacientes a la privada mientras se cierran pacientes en la pública. Miles
de usuarios se han quedado sin especialista, las listas de espera han aumentado
en lugar de disminuir, y un largo etcétera de catástrofes y situaciones
demenciales propias de un país de pandereta. El objetivo último, como digo, es
la reorganización de zonas de para agrupar áreas que se gestionaran desde una
misma unidad, con el objetivo final de vender o privatizar estas unidades.
LMS. ¿Qué hay detrás del
copago?
AM.
Repago.
LMS. ¿Vamos hacia un
modelo como el estadounidense?
AM.
No exactamente. Siempre digo que es un tremendo error poner el ejemplo estadounidense
como el futuro de nuestra sanidad. Aquí es más perverso. Es el negocio redondo
para los que se están lucrando: cobertura universal con financiación
pública (es decir: todo hijo de vecino
es cliente potencial, a excepción de algunos colectivos, como los inmigrantes
sin papeles), pero con un porcentaje cada vez mayor de mercantilización de los
servicios. Un ejemplo: un paciente consulta en urgencias del Hospital Clínic
por una neumonía. Es atendido, y al cabo de pongamos, 14 horas, es derivado al
Hospital Sagrat Cor de IDCSalud, donde pasa 48 horas y es dado de alta
precozmente. El paciente, al llegar a casa, se complica porque el alta era
prematura. Probablemente consulte (o la ambulancia lo lleve por orden “de
arriba”) al Clínic o, en caso de que llegue al Sagrat Cor, lo derivarán al
Clínic. Además, el precio que IDCSalud cobra cada día a la Generalitat por
tener al paciente es casi un 50% más de lo que se le paga a un centro público.
Es el negocio perfecto: monopolio con colaboración pública. Infalible.
LMS. Según tú, ¿qué
papel debería jugar el estado en la gestión de lo público?
AM.
Dos matices: prefiero hablar de lo común más que de lo público. Esto último es
lo que se gestiona desde las administraciones, mientras lo común se refiere a
aquellos bienes que son de todos y
deberíamos poder gestionar entre todos con participación y democracia directa.
En realidad, aunque diga esto, no me considero una anarquista (en realidad, prefiero
no etiquetarme; se es más libre), pero no soy defensora del papel del estado en
la gestión de los bienes comunes. En la fase en la que estamos ahora, en la que
se trata de recuperar lo que nos han quitado, lo prioritario es devolver a la
esfera pública por lo menos lo que es común y gestionarlo con transparencia.
LMS. En el caso de que
los bienes comunes se administrasen a partir de la intervención más activa de
la ciudadanía, ¿no deberíamos ser todos mucho más responsables? (eso, al menos,
será lo primero que te espete quien se sostenga en el paradigma antropológico
liberal).
AM.
No creo que me rasgase las vestiduras para tratar de convencer a un tipo así.
En todo caso, para no alargarnos, diré que no es lo mismo participación que
administración, igual que no es igual ser responsables que
corresponsables.
LMS. Con la Ley General
de Sanidad de 1986, durante el primer gobierno socialista, ¿hubo una intención
real de crear una ley sanitaria que buscaba que la sanidad fuera realmente
común, pública, y después no pudo ser? ¿O crees que era una estrategia desde el
inicio para generar un sistema universal pero mixto, y que después ha devenido
en algo cada vez más privado?
AM.
Esa ley tuvo vigencia real 2 o 3 años, luego surgieron informes Abril y otros
tantos peros a la idea inicial… estuvo bien como punto de partida, pero no fue
más allá. Creo que si se intentó en algún momento, la insistencia se esfumó
rápido.
LMS. ¿Cuáles son las
vinculaciones entre el poder político y el poder económico en el proceso de
privatización de la sanidad?
AM.
Dilucidar este punto es el objetivo principal de mi tesis doctoral. El ejemplo
más claro son las puertas giratorias, como la que hemos comentado antes del
antiguo director general del Clínic. Os recomiendo el video Quién manda en la sanidad de Catalunya de
la PARS. En la sanidad catalana, en
lugar de puertas giratorias podríamos hablar de autopistas de oro. Antes de
abandonar sus cargos políticos ya están en consejos de administración de
grandes empresas del ámbito de la sanidad. Es el ejemplo de Josep Prat, Josep
Maria Padrosa (el anterior y actual directores del sistema catalán de salud,
respectivamente), Boi Ruiz y una larga, larguísima lista. Además, se ven
implicados grandes financieros como Isidre Fainé (“La Caixa”), bufetes de
abogados, periodistas y por supuesto, la
tercera pata del chiringuito de la sanidad privada: el poder mediático.
Montamos el modelo y lo difundimos a través de los medios de masas. ASISA lo
dice bien claro en su eslogan: <<nuestro beneficio es tu salud>>.
LMS. ¿Te parece que la
participación de grandes empresas catalanas en este proceso no ha sido
criticada duramente cuando ha salido a la luz porque las mismas han contribuido
a generar la imagen ad hoc de la
“nació catalana” que defiende Mas y que parece no repugnar demasiado a ERC?
AM.
Es un fenómeno muy complejo: generar una conciencia nacional catalana, en la
que han conseguido insertar con la aquiescencia de la izquierda, la mentalidad
neoliberal en casi todos los ámbitos con la excusa de que <<será mejor
que estar al servicio de Madrid aunque tengamos una sanidad privada>>, ha
funcionado, pero con sus contradicciones. No obstante, sí creo que el
soberanismo sirve como cortina de humo al austericidio y mercantilización de la
sociovergencia y ERC. Las competencias en sanidad se transfirieron en 1981, y
ahora nos venden la moto de que la reducción de 1500 millones del presupuesto
en sanidad durante sus cuatro años de gobierno es culpa de que hay maltrato
fiscal impuesto por el gobierno central, que son antiindependentistas y
antidemocráticos. No se lo creen ni ellos ni Rajoy, que se ha prestado
encantado a seguirles la farsa.
LMS. Curiosamente, el
partido que más está haciendo porque se investigue el fraude sanitario son las
CUP.
AM.
Totalmente cierto. En ese aspecto, nada que reprocharles. Me siento muy afín a
la CUP en su programa social. Ello no quita que tenga mi opinión sobre su
concepción nacional y sobre a quién le tienden la mano en su afán por
priorizarla constantemente por encima de todo. Me gustaba el lema “Independència per a canviar-ho tot”, pero
sigo pensando que levantar una frontera y decir que así serás libre, es un
oxímoron “como una catedral”. La base social y el discurso social que tienen lo
suscribo 100% pero cómo lo pretenden llevar a cabo y con quién se alían creo
hace que se diluya su programa y su sentir de izquierdas. En cierta manera,
siento que están priorizando la independencia por encima de la izquierda. Sin
embargo, Esquerra Republicana de Catalunya, es todavía peor. Aunque ya sabíamos
que no eran de izquierdas de antemano. Las CUP, es verdad, defienden mucho la
clase trabajadora, se ponen de su lado, pero lamentablemente creo que quien se
lleva “al bolsillo” a la clase trabajadora fue el PSC antes de devenir lo que
son ahora y Podemos o Podem en la situación actual. El cinturón rojo no es de
las CUP, por mucho que se empeñen. Las CUP se nutren básicamente de los hijos
díscolos de la burguesía (me lloverán las críticas por esto): universitarios,
básicamente, en barrios como Gràcia o Sants, mientras la currante, la clase
obrera real, el Hospitalet, Cornellà, Nou Barris... es la de los Podem y los
Guanyem en general (bueno: el que tiene más o menos algo de consciencia de
clase, porque muchos se desentienden o votan a la derecha). No ha existido
independentismo popular como fenómeno de masas; no ha habido obreros
independentistas nunca! El noi del sucre no era independentista, ni la CNT, ni
el PSUC de la guerra civil, ni el POUM. Els
segadors, por mucho que se empeñen, no es un himno independentista, es un
clamor popular – catalanista, sí- contra el sistema feudal. Los
independentistas eran los burgueses de Cambó.
LMS.¿El 15M ha permitido
legitimarse a la izquierda vistiéndose de deseo ciudadano (hablamos de Podemos,
claro)?
AM.
Para mí el 15M fue un despertar colectivo, desorganizado y precioso, que ha
permitido romper con determinados anatemas. No es que sea muy fan de Podemos,
pero sí que entiendo el abandono del discurso derecha-izquierda por el del 99%
vs. 1%. Hay que cambiar el discurso de vez en cuando. El 15M sentó esas bases.
No es lo mismo que lo que propugna Podemos, por mucho que se esfuercen en
erigirse como la cristalización de la indignación en las plazas, porque allí
gritábamos <<no nos representan>> y ahora nos representan
ochocientos. Quizás más que recoger el espíritu del 15M lo han electoralizado.
Me acuerdo de una señora al principio del 15M que dijo <<vosotros sois
los políticos del futuro>>, pensaba que no se enteraba de nada, pero vaya
si tenía razón la señora… lamentablemente.
LMS. Quizás también la
clave es que para cada <<no nos representan>> había un significado
diferente. Para unos era un hartazgo de la clase política, para otros de los
partidos de aquel momento… Y Podemos ha conseguido dar la vuelta a ese discurso
y volverlo exclusivamente contra el bipartidismo y no tanto contra el sistema
de representación, ¿no?
AM.
Este es otro de los riesgos que yo le veo a los nuevos partidos, que no me
gusta tener que llamar partidos: que, de hecho, a veces parece que se han
conformado con cambiar la cara o presentarse como la pureza delante del sistema
bipartidista corrupto, que nadie puede negar que lo es. Me da miedo que se
produzca la segunda transición española y volvamos a un sistema de
representación partidista en el que damos un cheque en blanco cada cuatro años
y no hay cambio de conciencia en la participación y en el ejercicio de un
verdadero sistema democrático
LMS. Últimamente se ha
hablado mucho de la “Hipótesis del Comunismo Ninja™” en Podemos, es decir, que
son gente de izquierda radical que se han dado cuenta que hay que utilizar las
herramientas que hay para llegar al poder y a partir de ahí defender una serie de cosas porque no se podrá superar
la esfera neoliberal por la correlación actual de fuerzas, ¿te parece
descabellada? ¿Cierta? ¿Es viable? ¿Se puede hacer una pedagogía desde arriba
para cambiar las cosas?
AM.
Creo que lo de pedagogía desde arriba duele a los oídos. La pedagogía se hace
desde abajo. No tengo una opinión clara sobre esto, porque recibo mensajes
divergentes desde gente muy diferente a la que respeto mucho. No tengo claro
que haya que llegar a las instituciones para dinamitar el poder, pero tampoco
que se pueda hacer desde fuera. Creo que Podemos es, en el momento de
emergencia actual, “el mal menor”.
LMS. Pero tú le
recomendarías a un ciudadano de a pie que se ve afectado por los recortes…
AM. ...que
vote a Podemos? Sí,
¡claro! ¡Votadles! ¡todos! Los males menores a nivel estatal son Podemos y
“hasta” IU. O los “Ganemos” municipales. No es que me convenzan absolutamente.
Lo que yo querría no es un sistema de representación política, pero “ahora” no
me voy a poner muy pejiguera con esto. Los “otros” nos están matando,
literalmente…
LMS. Pero Podemos se ha
constituido como una agrupación de gente que se ha movilizado y activado, ¿no?
O por lo menos en eso basan su autojustificación.
AM.
Yo le veo, por supuesto, las potencialidades. Pero hace falta lucha popular y
movilización social más allá de que se vote a Podemos, y de momento, lo que sé
es que la movilización social ha caído en picado desde que se supone que hemos
“asaltado las instituciones”. Existen iniciativas más radicales incluso a nivel
de representatividad en las instituciones burguesas, como la que fue la Demo4.0, que reclama la cuota de representación para cada una de nosotras: . De eso me enamoré completamente.
Habrán de pasar años para que quizás podamos ver algo similar.
LMS. ¿Piensas que no debe de haber ninguna
representación a ningún nivel?
AM.
No, no creo eso exactamente. Por eso digo que vivo en una constante
contradicción. Te vuelvo a poner el ejemplo de los bienes comunes. Los asuntos
que nos afectan a todos deberían poder decidirse entre todas. Yo no puedo
delegar mis opiniones sin condiciones por siempre y para siempre en otra
persona. Hay cosas de tal importancia que deberían ser consultadas siempre. No
conozco a fondo el programa de Podemos, pero no sé si a nivel de calidad
democrática y de participación -no solo de cara a la galería- tiene una buena
posición respecto a eso. Tal vez sean las prisas, o la potenciales
“responsabilidades de gobierno”. Repito que, ahora estamos en una situación muy
crítica, y la prioridad es que dejen de matarnos. Pues, bien, mamá, abuela:
votad a Pablo Iglesias. O a Ada Colau, en Barcelona.
LMS. ¿Qué perspectiva
ves para los próximos cinco o diez años? Pon un vector encima de la mesa.
AM.
Tengo miedo de que si hay un cambio de gobierno la gente se moverá menos. Puede
haber cambios en general si se completa el tan cacareado fin del bipartidismo;
básicamente en cuanto a ponerle fin a las medidas de austeridad, que es lo más
urgente. De todas formas, el mismo capitalismo acabará con la austeridad porque
después de tantos años de acumulación sin trabas puede permitirse aflojar la
soga unos años para seguir con “su paz social”. No sé a qué situación abocará
eso en Europa, pero el cambio más profundo que se necesita no será en diez
años. Me preocupa que dentro de treinta años nos demos cuenta de que volvemos a
estar de nuevo al principio, o al final, según se mire, de una nueva transición
democrática que en el fondo encubra un nuevo ciclo del capital. Habremos
perdido el tiempo de nuevo y tendremos que andar otra vez ese camino. Y la
incertidumbre estará ahí de nuevo: hoy que se puede, ¿cogemos un poco, o nos
preparamos para cogerlo todo mañana?
LMS. ¿Qué hacemos?
AM.
No tengo recetas. Dentro de poco, como sigamos así, nadie las tendrá…
LMS. ¿A qué persona nos
recomiendas que entrevistemos para averiguar más cosas sobre el proceso de
privatización de la sanidad?
AM.
Os recomendaría a muchas personas. Mis maestras, con mucho cariño: Clara
Valverde y Jesús Blanco.
LMS. ¿Cuáles son tus
mares del sur y qué música o literatura te llevarías?
AM.
Mi nuevo hogar en la montaña, a casi una hora del bullicio de Barcelona. Allí
os pondría “Llegan voces”, cantada por Carmen Martín, y os daría a leer “Por qué la austeridad mata” de David
Stuckler y Sanjay Basu.
LMS. Muchas gracias,
Ana.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)